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El Cangrejo Valiente

  • Writer: Kati Sandmann
    Kati Sandmann
  • Jan 21
  • 2 min read

cangrejo está sentado en una roca al lado de un río
El Cangrejo Valiente es feliz en su hogar

Una de las fuentes de ingreso más grande en Oaxaca es el turismo. Es una arma de doble fila, porque ayuda generar riqueza, pero también puede tener efectos desastrosos para la población humana y la naturaleza, si no se maneja de forma responsable.


Es duro darse cuenta que los hoteles tienen bastante agua, hasta en tiempos de sequia, mientras los lugareños a veces tienen que esperar semanas para llenar sus tinacos. El negocio en el centro de la ciudad nunca para, pero si haces el esfuerzo de conocer a las colonias para conocer Oaxaca de veras, el retrato bonito pintado para el turismo muchas veces no se parece nada a la realidad.


Una vez me invitó un vecino a un lugar en las montañas, que querían usar para ofrecer una experiencia turística. Caminamos por el bosque virgen y me llevaron a lo largo de un cauce seco, hasta que llegamos a un lugar aislado con unas rocas enormes. Un chorrito de agua fluyó ahí que terminó en un charco en frente de nuestros pies.


Fue un lugar verdaderamente mágico; se sintió la vibra cálida y protectora de las antiguas rocas, y el silencio me hizo sentir que había entrado en un lugar sagrado, como una catedral. Era fácil entender porque mi vecino pensó que podría ser interesante para visitantes a quienes les gusta la naturaleza, y una buena fuente de ingresos para él.


Mientras que estuvimos parados ahí, asombrados por la belleza del lugar, un pequeño cangrejo salió del charco y se posó sobre una roca. Estaba sentado perfectamente quieto, y solo nos miro con una cara muy seria. Toda la escena alrededor de él parecía difuminarse, y por un momento –o tal vez una eternidad, parece que el tiempo siempre desaparece cuando hablan los animales– sentí que el cangrejo y yo eramos los únicos que existían en el universo. Sabía que me estaba diciendo algo, pero no escuché ni percibí ninguna palabra en este momento.


Después de un rato, el cangrejo regresó al agua, y nosotros empezamos nuestro camino de regreso al pueblo. Estaba oscureciendo, la caminata era empinada y no había luz ni electricidad tan lejos de la población. El día de campo terminó, nos despedimos y la vida continuó como siempre, hasta unos días después, cuando me topé de nuevo con mi vecino, y me preguntó como me parecía su idea de llevar turistas al bosque.


Sin pensar, me salió de la boca: „¿No escuchaste que dijo el cangrejo? ‚Eso es nuestro hábitat, nuestra casa, nuestro único hogar. Lo comparto con muchas diferentes especies, hay un equilibrio delicado, por eso se siente tan especial. Por favor, tengan cuidado a quien inviten aquí, porque realmente lo pueden arruinar para nosotros.’“


Resulta que había entendido bien su mensaje. El cangrejo valiente había arriesgado su vida como embajador para todos los inhabitantes del bosque. Espero que todos nos demos cuenta que este planeta es nuestro hogar, y la biodiversidad en él es esencial para mantener este equilibrio delicado que hace nuestro hogar tan bello y único en el universo.


Por suerte, mi vecino tenía la sabiduría de hacerle caso al pequeño cangrejo y dejó su hábitat intacto.

 
 
 

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