Lo que el gato nos enseƱa de la muerte
- Katja Oestreicher
- Jan 27
- 3 min read

Una de las lecciones mĆ”s duras para nosotros los humanos es aceptar la muerte como parte de la vida. Mientras que el nacimiento es la entrada en nuestro mundo, la muerte es la salida de nuestro viaje en nuestro cuerpo. Realmente no es un fin, porque nuestro espĆritu es eterno, no como el cuerpo, que naturalmente va a fallar en algĆŗn momento.
Parece que los animales no tienen tal problema con la muerte. Para ellos, es una parte natural del proceso, y cuando sus cuerpos estƔn gastados, ellos estƔn contentos irse de este plano terrenal.
Uno de mis mÔs grandes maestros en este respeto fue Benito. La lección de la muerte que me dio este gato fue duro, pero muy efectivo.
CompartĆ mi vida con Ć©l por 16 aƱos. Su espĆritu gigante vino en el cuerpo de un pequeƱo pero feroz gatito. Su madre fue silvestre y le habĆa enseƱado no confiar en humanos.
Primero me gruñóy siseó, pero pronto se dio cuenta que fui nada mĆ”s una fuente de comida con buenas intenciones. DespuĆ©s de uno o dos dĆas, le empecĆ© a caer bien, y lo mostró con una increĆble lealtad, amor y protección durante toda su vida. Mucho mĆ”s que habĆa conocido de cualquier ser humano.
Un dĆa, Benito se fue a cazar y regresó con una mantis muy lastimada. Ćl sabĆa que a mi me encantan estos insectos mĆ”gicos, y creo que esa fue la razón porque la trajo, en vez de un ratón u otro ser que no me importa tanto.
Puso la mantis agonizada en frente de mis pies, me miró muy seriamente y dijo: "MĆ”tala." Le preguntĆ© porque no la habĆa matado Ć©l y porque la dejó sufrir, y Benito me contestó que yo tenĆa que aprender como matar. No querĆa. A mi me gusta la vida, la paz, el amor, la felicidad y todas las cosas bonitas y cursis que uno se puede imaginar.
Benito explicó que ya no habĆa manera de sanar a la mantis, y que yo tenĆa que entender que a veces, la muerte es la Ćŗnica sanación y un evento benĆ©volo. No tenĆa que ser trĆ”gico. Dijo que era muy importante que yo aprendĆa como soltar activamente.
TodavĆa hesitĆ©, entonces la mantis me miró y pidió: "Por favor, ya hazlo. No hay otra manera, y cada segundo que te tardas, estĆ”s prolongando la agonĆa que mi cuerpo siente. Estoy lista para irme de mi cuerpo. Solo hay sufrimiento para mĆ en esta forma."
La pisé para liberarla de su cuerpo torturado e inútil.
A todos los humanos nos harĆa bien aprender soltar a seres queridos. ĀæPor quĆ© nos estamos aferrando a personas que quieren irse? ĀæEs por su beneficio o el nuestro? Cuando ya no hay calidad de vida, y solo hay sufrimiento Āæpara quĆ© prolongar a la vida? ĀæSerĆ” que solo tenemos miedo a despedirnos?
Cuando le tocó a Benito irse, se aferró a su cuerpo dĆ©bil hasta el final. Yo no querĆa llamar a un veterinario, porque creo en los procesos naturales y querĆa que Ć©l se fuera cuando estuvo listo. Yo estuve demasiado emocional para escucharlo. Finalmente ya no aguantĆ© verlo sufrir y hablĆ© a la veterinaria del pueblo.
Ella fue una joven muy empĆ”tica y se dio cuenta que me hizo muy triste tener que despedirme de mi compaƱero y maestro felino. Me miró y me dijo: "Ćl quiere que tu estĆ©s cuando se va. Ćl quiere que tu seas testigo y lo tengas en tus brazos. No se quiso ir mientras que estuviste dormida o fuera de la casa." Por supuesto. Eso me sonó exactamente a Benito.
De repente, todo me hizo sentido y el frĆ”gil Beni se pudo ir en paz, sabiendo que su misión sobre la tierra era completa. Cada vez que lo pienso, puedo sentir su presencia como la de una pantera gigante que todavĆa me cuida desde el otro lado.
